A continuación publicamos en extenso el reportaje del Diario Financiero sobre la vida de Ewaldo Módinger, el nuevo Hijo Ilustre de Llanquihue.El Legado de un Maestro carnicero
María Eugenia González
Mucha agua ha pasado desde que Ewaldo Mödinger Leitchtle y sus hermanos Arnoldo y Juana, heredaran de su padre Lorenzo en 1935 una carnicería en Llanquihue, X Región, la que recién se convertiría en comuna en 1968. Hoy, la empresa que superará este año las 7.500 toneladas de producción y que ocupa el quinto lugar en el mercado de las cecinas, está en manos de sus hijos, sobrinos y nietos.
¿Cómo se convirtió esta pequeña carnicería en un negocio de esta magnitud? La pregunta no es menor considerando que hace 10 años ejecutivos de Sara Lee Corporation, una de las transnacionales más grandes de Estados Unidos, llegaron hasta las oficinas de Mödinger Hermanos para ofrecerles comprar su negocio, y que dos años después fuera Watt´s el interesado en lo mismo.
Lo que pareciera ser la clave. El mismo Ewaldo Mödinger, quien cumplió este martes 1de septiembre 90 años de vida y 75 años como funcionario de su propia empresa, recuerda que el camino ha tenido momentos difíciles, como el incendio que destruyó completamente la casa de sus padres - “igual al día siguiente fui capaz de vender carne”, cuenta-; o el terremoto del '60, que echó por tierra muchas de sus inversiones, entre ellas el alcantarillado que acababan de construir.
A esto se suma, recuerda don Ewaldo –como le llaman sus propios hijos-, que el sistema de trabajo era más difícil. "La falta de electricidad, por ejemplo, obligaba a cortar los huesos a sierra de mano, y a sacar las cuentas manualmente. No quisiera volver a eso”.
¿Y por qué entró a este negocio? “Porque me gustaba el cuchillo”, responde sonriente; “entonces, podrías haber sido cirujano”, lanza su hijo Enrique, actual gerente general de la empresa.
El balance para el patriarca familiar es positivo. Cinco de sus seis hijos trabajan en la empresa: Enrique (gerente general), Víctor (gerente de producción, maestro cecinero con estudios en Alemania), Juan (gerente de mantenimiento), Francisco (gerente de planificación, quien por muchos años trabajó en Bayer en Alemania) y Rose Marie (quien se integró hace un mes al departamento de adquisiciones). “He vivido 32.250 días y el martes fue el más solemne de todos”, concluye.
