Ya no alcanza con vestirse a la moda. La tendencia que cada vez suma más adeptos en Europa y Estados Unidos, y que de a poco llega a la Latinoamérica, es vestirse a conciencia, es decir no sólo elegir qué ponerse sino comprar ropa que en todo su proceso de confección no afecte el medio ambiente, sea sustentable y que esté elaborada con trabajo justo.
Se la conoce como moda ética o consumo responsable y se trata de prendas hechas con materiales naturales -algodón orgánico, bambú o lana orgánica-, materiales reciclados o reutilizados, o que rescatan tejidos tradicionales.
Además son realizadas por diseñadores, marcas o productores comprometidos con usar energía renovable, generar menos desperdicios y usar menos químicos.
Esta tendencia creció tanto en los últimos años que Londres y París tienen sus propias semanas de moda ética en paralelo con las tradicionales. Nueva York abrió su última semana de la moda con este tema y Holanda e Irlanda son parte de la movida. Marcas internacionales como Zara o H&M exhiben en sus góndolas prendas de algodón orgánico y les exigen a sus proveedores cumplir con la legislación ambiental.
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